Cuando la pandemia empezó a mostrar su cara más dura, aislándonos en las casas bajo el rigor del miedo y la incertidumbre, la Junta Directiva decidió tratar de mantener la nómina docente y administrativa y también la nómina de empleados intactas. Se logró: ni un solo profesor, funcionario o empleado fue separado de la institución, para lo cual fue necesario incluso acudir a soluciones provisionales provenientes de financiación bancaria.
Simultáneamente, el coordinador logístico de entonces aceptó una atractiva oferta laboral muy en sintonía con su formación original de comunicador social. De estar manera, el equipo de servicios generales aceptó el reto de administrarse a sí mismo, con la asistencia de cinco voceros de la Junta Directiva nombrados de entre ellos mismos, para las áreas de conductores, jardinería, aseo general, mantenimiento y alimentos y bebidas. El resultado ha sido bastante interesante y por lo pronto no parece necesario volver al esquema anterior.
Responsabilidad, buena voluntad, autogestión y camaradería son las mejores expresiones de este equipo de colaboradores y colaboradoras, que enorgullece al Claustro.
